Salud Mental después del Covid-19

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El coronavirus llegó de una manera inesperada y nos sorprendió a todos, dejando a gran parte de la población mundial en confinamiento y aislamiento social.

La sensación de encierro, soledad, el miedo, la angustia a contagiarse de la enfermedad o  el temor a morir, se hizo cada vez más frecuente a medida que avanzaba el tiempo y las cifras de muertos y contagiados se mantienen en ascenso.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), ya trabaja en estudios e investigaciones acerca de la salud mental post-pandemia, toda vez que se tema fundadamente que la próxima pandemia sea originada precisamente por los daños que el COVID-19 le ha ocasionado a la salud mental de parte de la población mundial.

Dado lo anterior se hace necesario trazar la estructura óptima de una vida saludable mentalmente a raíz del coronavirus, la cual variará dependiendo de  las circunstancias y antecedentes individuales de cada persona.

No todas las personas reaccionan de igual manera ante las crisis, lo cierto es que a todos nos cambio la rutina de vida y conciente o inconcientemente padecimos en algún momento de estrés.

Insomnio, depresión, ataques de pánico o de ansiedad, han sido el común denominador de la cuarentena y el aislamiento social, lo cual se ve potenciado en los casos de las personas que ya padecían de trastornos antes de la cuarentena.

Los estragos del encierro

Lo cierto es que las medidas de aislamiento social que la mayoría de los países han tomado, afectaron tanto a las personas que vivían solas como a las que vivían en pareja y/o con hijos en edad escolar. 

Muchos matrimonios no han superado la cuarentena, ya que las horas de encierro han puesto de manifiesto muchas diferencias e incompatibilidad de caracteres que se ocultaban en el ritmo de vida acelerado que se llevaba antes de la pandemia.

Los deberes y obligaciones han aumentado con respecto a los hijos, sobretodo en lo relacionado con las actividades y tareas escolares, siendo que muchas madres confiesan no sentirse preparadas para afrontar el rol de maestras, sintiéndose agobiadas sin respiro.

El sedentarismo, ha afectado la salud mental de muchas personas sobre todo en lo que respecta a cuadros depresivos y crisis de ansiedad. Otro factor derivado del sedentarismo es el aumento de peso que se ha reportado en muchos casos.

Entender  y concretar la manera efectiva e individualizada de afrontar la situación de afectación de la salud mental es de suma importancia. En todo caso el apoyo familiar y la regulación de los patrones de sueño es fundamental para la higiene mental.

Fomentar el optimismo

Los expertos destacan la importancia de fomentar por todas las vías posibles y con el apoyo de las autoridades sanitarias y del Gobierno en general,  lo recursos sociales positivos, como la resiliencia y el altruismo. 

Televisión, radio, prensa escrita y redes sociales deben cargarse de mensajes positivos que trasmitan calma y tranquilidad, sobre todo la “nueva normalidad” cada día se convierte en nuestra realidad.

La prioridad en materia de salud mental debe ser realizar de la manera más inmediata las investigaciones que ayuden a comprender la mejor manera de apoyar tanto a los familiares de las personas afectadas, como a los profesionales de la salud; para así sacarle el jugo a las estrategias que se tracen para hacer frente al estrés y realizar las intervenciones terapéuticas y preventivas oportunamente.

Los enfoques psicológicos personalizados parecen ser lo más recomendable en este tipo de casos, y sobretodo para abordar condiciones complejas de quebrantamiento de salud mental.

Insisten los expertos en la materia, en la importancia del sueño reparador que debe tener una persona ya que su ausencia afecta neurológicamente al organismo, a tal punto que la alteración del sueño constituye uno de los factores de riesgo del suicidio.  

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