Tras seis meses sin electricidad, llega película que enorgullece Cañada Real

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Este viernes se van a cumplir seis meses desde que una de las localidades de la Cañada Real Galiano, el mayor poblado irregular de España a la entrada de la comunidad independiente más rica del país, se quedó sin electricidad. Casualmente, este hecho va a coincidir con el estreno de La última primavera, el primer largometraje para el cine de Isabel Lamberti.

El mismo narra una parte de la vida de los Gabarre- Mendoza, una familia de la Cañada. Llámese destino, casualidad u otra razón, el asunto es que los dos hechos, tanto la película como el aniversario, suceden en la misma localidad.

La idea

La directora holandesa española comenta que, su idea nunca fue crear un reportaje de denuncia, además de que son muchas los reportajes periodísticos que hablan de lo mismo. Afirma que, la idea es mostrar siempre un lugar en profunda decadencia, y que la miseria se convierta en espectáculo.

En cambio, lo que se ve en la película, es lo que sin mucha imaginación se podría llamar el lado opuesto. Es decir, se trata de las vivencias de cada uno de los miembros de una familia. Madrugan, trabajan, se enamoran, se angustian, juegan a superhéroes, pero sobre todo eso, sencillamente viven.

Tras seis meses sin electricidad

Volando voy

El primer cortometraje de Lamberti, Volando voy, del año 2015, narraba lo que se dejan contar dos hermanos. En realidad, esta nueva cinta solo sigue el rastro dejado por la anterior. Así fue el primer contacto de la directora de madre holandesa y padre español, con la Cañada y la familia Gabarre.

Lamberti recuerda que vio en televisión unas imágenes de aquella localidad extraña por su lejanía y, en contra de los consejos de todos, viajó allá. Una de las advertencias que le hicieron es que, iba a la más oscura de las zonas afectadas por la delincuencia y por muchos peligros más.

Pero lo que realmente encontróes lo que siempre se consigue entre la gente sin importar su condición: la vida. Los chavales habían crecido y, por ende, la familia entera. Y ahora todos protagonizan La última primavera.

Fabula, pero con mucho de realidad

Aclara la directora que, el propósito no era contar lo terrible que es todo, o hacer una película de investigación ni tampoco querían narrar una historia de gitanos con sus tradiciones.

Asegura que todo es una fábula, pero tan arraigada a la vida de cada uno de los miembros de la familia que, es el mismo sentido de la verdad lo que se establece con mayor claridad.

El guion se reescribía casi a diario, así que cada personaje debía respetarlo como tal. Los diálogos no estaban escritos, pero los personajes actuaban, se interpretaban a sí mismos con igual talento y orgullo; así lo expresa la directora con satisfacción.

Asuntos cotidianos

El largometraje, La última primavera, narra la lucha de los Gabarre Mendoza contra las inspecciones policiales, contra la burocracia, contra los cursos para aprender peluquería, contra la electricidad que se esfuma, contra el embarazo tal vez temprano, en fin, contra todo.

“Cada plano filmado se justifica por el personaje”

La directora cuenta que cuando planteó la película, no tenía ni la menor idea acerca de si sus personajes iban a saber actuar. Tenían que sufrir, llorar, enojarse y reír como habitualmente lo hacían, pero también debían hacerlo como si fueran los intérpretes de sus vidas.

Comenta que, por un momento sintió temor y hasta pánico de que las cosas no salieran como deseaba, pero hoy se siente realmente orgullosa con los resultados obtenidos.🙌

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